Shangrila existe? : conoce la verdad de este lugar mistico
En esta aventura nos adentramos a un lugar que desafía la imaginación: Shangrila, un rincón en las montañas de China que ha fascinado a viajeros y escritores por generaciones. Conocido como "la ciudad que no existe", este destino mezcla historia, cultura y paisajes inolvidables.
Orígenes de un mito
El término Shangrila fue popularizado por James Hilton en su novela Horizontes perdidos. En el libro, se describe como un lugar idílico donde el tiempo parece detenerse, un refugio espiritual donde sus habitantes alcanzan la longevidad y la paz interior. Pero, ¿de dónde surge esta idea?
La historia de Shangrila tiene raíces en 1719, cuando un fraile luxemburgués llamado Perrault llegó al Tíbet en una misión evangelizadora. Allí, en un valle perdido, fundó un monasterio que llamó Shangrila, lugar que combinaba las enseñanzas cristianas con las prácticas espirituales locales. Se decía que quienes vivían allí alcanzaban una especie de inmortalidad.
El viaje hacia lo desconocido
Para llegar a este paraíso moderno, nuestra travesía comenzó en Liang, una ciudad vibrante de más de un millón de habitantes (02:27). Desde allí, tomamos un autobús que nos llevó a través de paisajes montañosos espectaculares, dejando atrás la comodidad de los trenes bala para disfrutar de una experiencia auténtica.
El trayecto de Liang a Shangrila no es solo un desplazamiento físico, sino también una exploración cultural. Mientras viajábamos, pudimos observar la diversidad étnica de la región, desde las facciones distintivas de los habitantes hasta los antiguos pictogramas que decoran las estaciones de autobuses.
Llegada a Shangrila
Finalmente, al llegar al pueblo antiguo de Dukon, la emoción fue palpable. Este lugar, reconstruido tras un incendio en 2014, mantiene su encanto histórico. Sus calles peatonales están llenas de arquitectura tibetana, con pilares y marcos ornamentados que reflejan una profunda conexión con la espiritualidad y la naturaleza.
En el corazón de esta ciudad, descubrimos monasterios impresionantes, donde los colores simbólicos –el rojo de la protección, el azul del cielo, y el dorado de la iluminación espiritual– dominan el paisaje. Todo ello rodeado de montañas que parecen custodiar este rincón mágico.
La vida en Shangrila
Hospedarse en Shangrila es una experiencia en sí misma. Desde nuestro hostal, decorado con mantras tibetanos que el viento lleva como deseos de paz y bondad (29:20), podíamos contemplar la belleza de este lugar. Los habitantes, con su calidez y tradiciones, hacen de esta ciudad un destino único.
El impacto del turismo
A pesar de su autenticidad, Shangrila no ha escapado al impacto del turismo. Originalmente conocida como Jongdien, su renombramiento atrajo a visitantes de todo el mundo. Sin embargo, los locales aún se resisten a este cambio, considerando el nombre "Shangrila" como una herramienta moderna para atraer turistas.
Reflexión final
Shangrila no es solo un lugar, es un estado mental, una invitación a desconectarse del ritmo frenético del mundo moderno y conectar con algo más grande. A través de sus paisajes, su historia y su gente, esta ciudad nos recuerda que la verdadera utopía no está en los destinos que visitamos, sino en las experiencias que vivimos.
¿Y tú? ¿Te atreverías a buscar tu propio Shangrila?
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